Cesáreo Fernández Duro, capitán de navío y gran cronista de esta provincia, se quejaba en sus monumentales “Memorias Históricas de la Ciudad de Zamora, su Provincia y Obispado” (1882-1883) de las pocas referencias historiográficas al Lago de Sanabria y, aún más, a los errores que se reflejaban en varias de ellas. Fernández Duro intentó remediarlo en la obra citada, donde también quiso incluir un artículo firmado por Hijodalgo y publicado en el Semanario Pintoresco Español de 1852, un auténtico antepasado directo de las revistas de Turismo de Aventuras de nuestra época:
“He viajado por
tierras tan desconocidas como las islas del mar Pacífico, y más
dignas de curiosidad, todo sin salir de España. Esclavo de mi
conciencia, hubiera creído faltar a los deberes que allí me
llevaban, si me hubiese detenido a tomar una nota o bosquejar un
monumento; hoy me lastimo, y aunque no me arrepiento, conozco hubiera
sido también servir a mi patria. El que mas ha perdido soy yo, y
esto me consuela. Sólo me quedan recuerdos, y antes que una vida
agitada acabe de borrarlos, quiero sentar algo sobre el lago de San
Martín de Castañeda.